👉 He pasado por donde tú estás ahora, y sé lo que cuesta empezar.
👉 No soy solo entrenador, también he sido alumno de mi propio proceso.
👉 Hoy estoy aquí para ayudarte con honestidad, empatía y experiencia real.
Mi nombre es Albert, con 23 años, y unos meses después de que naciera mi primera hija, me diagnosticaron cáncer de estómago.
La noticia fue como un golpe en la cara. Estaba a punto de abrazar a mi hija por primera vez y no sabía cómo manejar todos los sentimientos contradictorios que surgieron en mí.
Decidí no contar a nadie: ni a la familia, ni a los amigos, ni a conocidos. Y así comenzó mi verdadero tormento. Meses pasaron hasta que finalmente pude contárselo a mi madre, a mi hermano y a mi pareja. Desde ese momento, todo debería haber comenzado a mejorar… pero no fue así. Me encerré más en mí mismo, la comida en masa debido al estrés y el miedo se volvió más frecuente, y mientras el tratamiento avanzaba, mi peso también aumentó. Me sentía peor, perdido, sin fuerza, incapaz incluso de mirarme en el espejo.
Un día, con el cáncer ya superado, me puse en la báscula: 174,6 kg. Ese número me quedó grabado. Fue el momento en que me dije: “Hasta aquí!” Y así comenzó mi cambio real, físico y mental.
Intenté con dietistas, endocrinólogos, métodos de todos los tipos… pero nada funcionó. Me sentía que nadie me entendía o se conectaba conmigo. Hasta que conocí al dueño de una academia, una persona a la que siempre estaré agradecido.
Desde el primer momento, confié en mí mismo, él me apoyó y me ofreció su ayuda sin pedir nada a cambio.
Pasé horas en la cinta, ni siquiera atrevido a tocar un peso. Perdí 85 kg, pero no me sentía bien con mi imagen. Sabía que necesitaba algo más. Entonces decidí enfocarme en ganar masa muscular, sentirme fuerte, verme mejor… y así seguí adelante.
Hoy sé que aún tengo un largo camino por recorrer, pero también sé que llegaré, sin importar el costo.
Si yo, siendo el padre de dos hijas, divorciado, con custodia completa, manteniendo una casa sola, estudiando, trabajando… puedo comer bien y entrenar 4 o 5 veces por semana…
¿Por qué no tú?
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